Solemos escribirles cartas a personas, pero por qué no hacerlo a una ciudad. Hay cosas que solo ellas pueden entender. Elegí una ciudad que sea importante por algo: quizá fue la primera que conociste cuando saliste de la tuya, tal vez ahí encontraste al futuro amor de tu vida, puede que te hayas sentido como en casa o, al contrario, que no te haya gustado nada. Contale todo lo que sentís en una carta. También podés escribirle a una ciudad que todavía no conocés o que quizá no quieras conocer nunca.

Yo lo hice dos veces: «Carta abierta a una ciudad» es mi carta a Praga y «Carta de despedida a Biarritz» es la que le dediqué a la ciudad francesa donde viví nueve meses.