Día 3: desde donde estás sentado, escribí diez cosas a las que no les habías prestado atención.
Escribir tiene mucho que ver con aprender a estar presente. Natalie Goldberg dice que los escritores viven dos veces: primero la situación real —ir al mercado, cruzar la calle, dar un beso, comer, pelearse— y luego el registro escrito de esa situación. Escribir es volver a vivir un momento, es estar otra vez ahí, y para eso no hace falta tener buena memoria sino saber prestarle atención a la realidad. No es fácil ser consciente de cada momento —de esto se trata el mindfulness—, la vida cotidiana suele ponernos en piloto automático y hace que no registremos esos detalles que son, justamente, demasiado cotidianos. Pero la atención es algo que se entrena y la escritura es una herramienta excelente para esa gimnasia.
Sos un explorador y esta es tu misión
Sos un explorador.
Tu misión es documentar y observar el mundo que te rodea como si nunca lo hubieses visto.
Tomá notas. Coleccioná cosas que encuentres en tus viajes.
Documentá tus hallazgos.
Notá los patrones. Copiá. Calcá.
Concentrate en una cosa a la vez.
– del libro «Cómo ser un explorador del mundo» de Keri Smith
«Cómo ser un explorador del mundo», por Keri Smith
«At any given moment, no matter where you are, there are hundreds of things around you that are interesting and worth documenting» (En cualquier momento, no importa dónde estés, hay cientos de cosas alrededor tuyo que son interesantes y que vale la pena documentar)
Este libro es un manifiesto en sí mismo.
Todo es interesante. Mirá más de cerca. Observá todo lo que pasa alrededor tuyo. Buscá patrones, hacé conexiones. Documentá tus hallazgos, dice Keri Smith, la autora, en la introducción.
Observá. Coleccioná. Analizá. Compará.
Las piedras del equilibrio
Las encontré una tarde de octubre durante una sesión de terapia de mar. Estaba en la playa, enojada conmigo y con la vida, y sentí el impulso de caminar lo más lejos posible. Avancé descalza por el borde del mar, dando pasos rápidos, y dejé que el agua me mojara los pies. Estaba fría. No soy de hablar sola, pero a veces, cuando tengo una necesidad muy fuerte de decirme algo, los pensamientos me salen en voz alta, así que durante esa caminata hablé conmigo, me conversé, me analicé y me reté. Estaba en un momento en el que no sabía si quedarme en Francia, mudarme a Barcelona o volver a Argentina, así que visualicé esos escenarios en voz alta y después de relatarme lo que pasaría en cada lugar me di cuenta de que estaba donde tenía que estar. Me faltaba disfrutar más del presente y no estar siempre a la espera de cosas.