En mí conviven dos personas:

1. la chica que viaja y trata de cargar la menor cantidad de cosas posibles: la minimalista.

2. la chica que escribe y que colecciona un montón de cosas chiquitas que no sirven para nada: la cachivachera.

A veces pienso que voy a tener que elegir entre una y otra personalidad, y que el peso de todas estas cosas que colecciono le va a ganar a los viajes. Me encanta ir con la mochila liviana, pero a veces siento que dejo gran parte de mi mundo en Buenos Aires: los libros, mi biblioteca, mis cajones, mis cuadernos, mis cositas. Debe ser por eso que cuando paso un año sin volver a casa empiezo a extrañar todas estas cosas y necesito frenar para tener algo parecido en el lugar del mundo donde esté.

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