21 de abril de 2015

Querida Aniko de 39 años:

Antes que nada: ¡39! ¿Te acordás cuando creías que nunca ibas a crecer? ¿Qué se siente estar a un paso de los cuarenta? Creo que tengo más preguntas que cosas para contarte. ¿Tenés hijos? O, mejor dicho: ¿cuántos hijos tenés? ¿Tres como querías? ¿O quizá con uno fue suficiente? ¿O te emocionaste y ya vas por el cuarto? ¿Cómo serás como madre? ¿Cumpliste tu sueño de la casa rodante? ¿Estás educando a tus hijos mientras viajás? Me intriga mucho conocerte… ¿Cuántos libros publicaste? ¿En cuántos países estuviste? ¿Alguien se murió? ¿Cuántas veces lloraste? ¿Tenés gatos? ¿Aprendiste a no enojarte por cosas que no valen la pena?

Bueno, mejor te cuento yo, porque si tu memoria sigue siendo tan mala como ahora, ni te vas a acordar de los detalles. Tenés veintinueve y estás viviendo en Biarritz, Francia, hace siete meses. Es la primera vez que vivís tanto tiempo en otro lugar que no sea Buenos Aires. Estás enamorada. ¿Seguirás enamorada? ¿Seguirás con él? Ojalá que sí, ya basta de corazones rotos. Estás escribiendo mucho, la quietud te hace crear. Odiaste el invierno, prometiste nunca más pasar un invierno en Europa y me pregunto cuántos más habrás pasado acá. En unos meses te volvés a Argentina, querés pasar tu cumpleaños allá, aunque te da bronca ir al invierno otra vez. No te gusta el frío, supongo que eso seguirá igual.

Estás en una etapa de observación de lo cotidiano, viendo lo extraordinario en lo ordinario. Te comprás todos los libros interactivos que se te crucen en el camino, te encantan los que te proponen cosas para escribir. Te está costando leer libros enteros, tu mente está un poco fragmentada, debe ser porque estás en un proceso de desdoblamiento. Te recuerdo que hace poco más de un mes te abriste otro blog, el de escritura, en el que trabajaste tanto. Hablando de blogs, ¿seguirá existiendo Viajando por ahí? ¿Y escribir.me? ¿Es verdad que abriste un blog de educación? ¿Estás dando talleres de escritura?

Estás por cumplir treinta y estás contenta: viviste tantas cosas en esta década que ya tenés ganas de hacer un cierre y pasar a otra etapa. Se vienen cosas nuevas. Querés seguir viajando, aunque de otras formas. Pensás en quedarte más tiempo en cada lugar, viajar más lento, volver más seguido a Buenos Aires. Aunque seguís soñando con viajes largos y lejanos, y con viajes sola también. Tu próximo plan es Japón y de ahí a Oceanía, quizá con un viaje previo por la Patagonia. ¿Lo habrás hecho? Todo esto después de presentar tu segundo libro, que ya tenés casi terminado. ¿Qué música estás escuchando? Ayer pusiste a Jamiroquai y a The Killers. Hoy terminaste tu curso online de francés y ya te animás a hablar más que antes, aunque tu pronunciación sigue siendo horrible. ¿Hablarás francés fluido? ¿En qué idioma hablás con tus hijos?

No quiero que te olvides de este momento, de este instante exacto: son las 02.07 de la mañana, estás sentada en tu escritorio de vidrio, L. está sentado enfrente tuyo, trabajando también, en la pared detrás de él hay un montón de cartas y postales pegadas: son las que te mandaron tus lectores durante este período estático. El único ruido que se escucha es el del agua de la calefacción: es abril pero de noche todavía hace frío. En el escritorio tenés lo siguiente:

Una taza de té
Un rollo de papel higiénico
Dos celulares
Un pack de biromes
Un plato sucio
Una regla
Un resaltador amarillo
Tu cartuchera
Una vela
Una lima de uñas
Un pasaporte
Una caja de fósforos
Un frasco de mermelada lleno de monedas
Una llave de auto
Un gato de origami
Unos post-it rosas
Tus anteojos
El líquido del cigarrillo electrónico de L
8 cuadernos
Otra taza
Dos washi tapes
Auriculares
Una lámpara
Dos computadoras

Y abajo, en las patas:

Una resma de hojas A4
Galletas de arroz
Otro cuaderno

Justo hoy está lleno de cosas, pero entran bien. Es un escritorio chiquito, pero L. y vos encontraron la manera de compartirlo. Decís que tu cuarto es una cueva, y es que tu vida transcurre acá.

Antes de ayer granizó. Granizo de primavera, Biarritz granizada. Golpearon unas bolas blancas contra la ventana como si fuese el Apocalipsis. Te acordaste de la granizada en Buenos Aires, cuando cayeron pelotas de golf. Cuando paró saliste a caminar y parecía que había nevado. Se cortó la luz y no te diste cuenta de que había saltado la térmica, si era por vos te ibas al hotel de al lado a pedir si podías cargar la computadora y hubieses seguido sin luz durante días. Ayer viste Inception por tercera vez. Anoche soñaste pero ahora no te acordás qué, solo que caminabas por una ciudad de noche y alguien empujaba unas rejas y decía que la ciudad había cerrado. Espero que sigas escribiendo tus sueños.

Dentro de poco te vas de viaje con Lau. Estás feliz de que venga a visitarte, necesitás mostrarle tu rutina a alguien, querés llevarla al correo, al supermercado, a la playa, a la pileta, a la librería de la esquina, a la calle que te gusta y a comer macarons frente al mar. Y querés volver a Buenos Aires, nunca tuviste tantas ganas de ir para allá, de ver a tus amigas, a tu familia, de llevarte a L con vos, de ir a recitales, de ver obras de teatro, de tomar café con tus amigas, de mostrarle a L cómo es tu vida en el culo del mundo. ¿Dónde estás viviendo ahora? ¿Sos feliz? Si no sos feliz, hacé lo posible para cambiar eso, no te olvides de todos los sueños que tenemos y de que la vida pasa.

Por favor, cuando leas esto escribí dos cartas: una para mí, la Aniko de 29 años, y otra para la Aniko de 49 años. Si podés, hacé esto cada diez años, cada vez que tu edad termine en 9.

Te abrazo desde acá,

Aniko de 29 años
(Biarritz, Francia)

Este ejercicio forma parte de las 100 ideas de Keri Smith y lo estoy haciendo a distancia con Carolina Chavate. Pueden leer el de ella en su blog. Pronto seguiremos con otros disparadores creativos.