Cada país hispanohablante tiene su palabra para referirse a ellas: bolígrafo, lapicero, lapicera, pluma, lapiz tinta, esfero, puntabola, biro. En Argentina le decimos birome, que es el nombre de la marca que la inventó, o lapicera. Son las ballpoint, las que tienen una bolita en la punta.

Me llevó mucho tiempo encontrar mi media birome. Al igual que con los cuadernos, con las lapiceras pasé por casi todas: las plumas con sus cartuchos, las roller, las pilot, los marcadores, las de punta fina, las de punta gruesa y otras que ni sé cómo se llaman. Cuando me fui de viaje me di cuenta de que siempre había tenido a la birome de mi vida muy cerca. En Argentina, las biromes de todos los días son las Bic (la de la foto de este post): están al lado del teléfono, en las cocinas, en los portalápices, en las oficinas, en el correo, al lado de cualquier formulario y en cualquier cartera («para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero», diría el vendedor). Y para mí son perfectas.

Razones:

* tienen el tamaño ideal, al menos para mis dedos desgarbados * no son muy pesadas y no cansan tanto la mano * fluyen muy bien sobre el papel, es muy raro que se traben * tienen tinta seca y en general no manchan (excepto en mi dedo) * duran un montón * se consiguen en casi todo el mundo * son muy baratas * son húngaro-argentina-francesas

¿Y eso qué tiene que ver? Conmigo, mucho.

El creador de las biromes fue Lászlo József Bíróun inventor y periodista húngaro que vivió en Argentina. Al parecer, Bíró no estaba muy contento con su pluma porque se le trababa en medio de sus reportajes. Junto con su hermano Georg creó una tinta muy útil para escribir a mano pero que no podía utilizarse con la pluma, y Lászlo encontró la solución cuando miraba a unos nenes jugar en la calle con bolitas: en vez de poner una pluma en la punta, tenían que poner una bolita. Patentó un prototipo en Hungría y Francia en 1938 pero no lo pudo comercializar.

En 1940 Bíró volvió a Argentina y, junto con su hermano y su amigo Juan Jorge Meyne, formó la compañía Biro Meyne Biro y pudo perfeccionar y patentar su invento en 1943. Se llamó Birome (Biro+Meyne).

Ese mismo año licenció su invento a Eversharp, una compañía estadounidense que después fue adquirida por Parker Pen, y en 1951 a Marcel Bich, un francés que desarrolló la birome de bajo costo bajo la marca BIC. Y así fue como las biromes llegaron a todos los hogares y a mi vida. Bíró murió en Buenos Aires en 1985, el año que yo nací, y en Argentina el día del inventor se festeja el 29 de septiembre en honor a su cumpleaños.

Sabiendo todo esto, siento que estaba triplemente destinada a tener una historia de amor con las biromes Bic: mi mamá es húngara, yo nací en Argentina y ahora estoy viviendo en Francia. Eso sí, no me pidas que te preste una birome porque no te voy a dejar de perseguir hasta que me la devuelvas. Ya perdí demasiadas.

¿Qué lapiceras usan o recomiendan?